PRIMERA LECTURA
La primera reunión plenaria del episcopado cristiano no se tuvo en una forma cerrada, puramente clerical. Dentro de ella había seglares, sobre todo mujeres. El hecho de que tenga que haber una jerarquía; no quiere decir que los demás miembros de la comunidad no sean también decisivos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14
Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón de Celotes, y Judas el de Santiago.
Todos ellos se, dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 26,1. 4. 7-8a
Sal 26,1. 4. 7-8a
R/. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida [o Aleluya].
SEGUNDA LECTURAEl Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?El Señor es la defensade mi vida,
¿quién me hará temblar?Una cosa pido al Señor,
eso buscare:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Cosa normal es que la Iglesia sufra a causa de la misma proclamación del Evangelio, cuando esta última no se avenga a los planes de los poderes constituidos. En ese caso, los cristianos -sobre todo, los más representativos- han de estar atentos a que no se les acuse por fallos comunes.
Lectura de la primera carta del. Apóstol San Pedro 4,13-16.
Queridos hermanos:
Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo.
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros, porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
Que ninguno de vosotros tenga que sufrir por homicida, ladrón, malhechor o entrometido.
Pero si sufre por ser cristiano que no se avergüence, que dé gloria a Dios por este nombre.
EVANGELIO
La evangelización es un circuito cerrado, que parte de Dios, pasa por Cristo y llega a los que reciben la Palabra. Es inútil pretender que la corriente evangelizadora se fije en un solo polo: Dios o el mundo.
Quien comulga con Cristo, se supone que está dispuesto a «compartir sus padecimientos»; quien celebra la actitud de Jesús de dar testimonio de la verdad hasta la muerte, participa de su misma misión. El que proclama la verdad, «glorifica a Dios sobre la tierra», y el Padre «le glorifica» a él.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 17, 1-11a.
En aquel tiempo; levantando los ojos al cielo, Jesús dijo:
Padre, ha llegado la hora,
glorifica a tu Hijo,
para que tu Hijo te glorifique
y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne,
dé la vida eterna a los. que le confiaste.
glorifica a tu Hijo,
para que tu Hijo te glorifique
y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne,
dé la vida eterna a los. que le confiaste.
Esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti, único Dios verdadero,
y a tu enviado, Jesucristo.
que te conozcan a ti, único Dios verdadero,
y a tu enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra,
he coronado la obra que me encomendaste.
he coronado la obra que me encomendaste.
Y ahora Padre, glorifícame cerca de ti,
con la gloria que yo tenía cerca de ti
antes que el mundo existiese.
con la gloria que yo tenía cerca de ti
antes que el mundo existiese.
He manifestado tu Nombre
a los hombres que me diste de en medio del mundo.
a los hombres que me diste de en medio del mundo.
Tuyos eran y tú me los diste,
y ellos han guardado tu palabra.
y ellos han guardado tu palabra.
Ahora han conocido
que todo lo que me diste procede de ti,
porque yo les he comunicado las palabras
que tú me diste
y ellos las han recibido,
y han conocido verdaderamente que yo salí de ti,
y han creído que tú me has enviado.
que todo lo que me diste procede de ti,
porque yo les he comunicado las palabras
que tú me diste
y ellos las han recibido,
y han conocido verdaderamente que yo salí de ti,
y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos;
no ruego por el mundo,
sino por éstos que tú me diste y son tuyos.
no ruego por el mundo,
sino por éstos que tú me diste y son tuyos.
Sí, todo lo mío es tuvo y lo tuyo mío;
y en ellos he sido glorificado.
y en ellos he sido glorificado.
Ya no voy a estar en el mundo,
pero ellos están en el mundo
mientras yo voy a ti.
Lectura Dominical Sun Jun 01 2014pero ellos están en el mundo
mientras yo voy a ti.
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Hechos: 1, 1-11
Se fue elevando a la vista de sus apóstoles.
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.
Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: "No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo".
Los ahí reunidos le preguntaban: "Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?". Jesús les contestó: "A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra".
Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse".
Del salmo 46
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R/.
Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R/.
Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R/.
Efesios 1, 17-23
Lo hizo sentar a su derecha en el cielo.
Hermanos: Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de reflexión para conocerlo.
Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en Él, por la eficacia de su fuerza poderosa.
Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro.
Todo lo puso bajo sus pies y a Él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo.
O Bien:
Hebreos: 9, 24-28; 10, 19-23
Cristo entró en el cielo mismo.
Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros.
En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, Él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para la salvación de aquellos que lo aguardan y en Él tienen puesta su esperanza.
Hermanos, en virtud de la sangre de Jesucristo, tenernos la seguridad de poder entrar en el santuario, porque Él nos abrió un camino nuevo y viviente a través del velo, que es su propio cuerpo. Asimismo, en Cristo tenemos un sacerdote incomparable al frente de la casa de Dios.
Acerquémonos, pues, con sinceridad de corazón, con una fe total, limpia la conciencia de toda mancha y purificado el cuerpo por el agua saludable. Mantengámonos inconmovibles en la profesión de nuestra esperanza, porque el que nos hizo las promesas es fiel a su palabra.
San Lucas: 24, 46-53
Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo.
En aquel tiempo, Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo: "Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto".
Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo. Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios.
“Creer es también saberse enviado”
I. LA PALABRA DE DIOS
* Hch 1,1-11: “Se elevó a la vista de
ellos”
* Sal 46,2-3.6-9: “Dios asciende entre
aclamaciones, el Señor, al son de
trompetas”
* Ef 1,17-23: “Lo sentó a su derecha en el
cielo”
* Mt 28,16-20: “Se me ha dado pleno poder
en el cielo y en la tierra”
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
* Mientras San Lucas “hace caminar” a
Jesús casi constantemente hacia
Jerusalén para culminar allí su Pascua,
San Mateo “hace salir” de allí a los
discípulos para centrar en
Galilea la misión que se les confía.
Parece querer
dejar atrás el giro en torno a la ciudad
de David, para indicar que el
Templo y la Ciudad habían perdido su
significado y que sólo Jesús es el Nuevo
Templo, y que el Resucitado
era, es, el Centro de todo.
* “¿Qué hacéis ahí mirando al cielo?” He
aquí una forma de
lucha de Cristo contra la tentación a la
que
parecían sentirse llamados los discípulos.
Sumergirse en la realidad
del mundo, anunciar su Reino, proclamarle
a
Él como resucitado: esa era la misión.
Nadie tiene derecho a quitar a
la fe su carácter de comunicable. Aunque
resulte difícil el testimonio, nadie puede
eludirlo. Creer en Jesucristo
es tener conciencia de testigo enviado. La
fe, al ser vivida, se hace testimonio.
III. SITUACIÓN HUMANA
* La mirada que dirigimos al mundo puede
convertirse en llamamiento. Nuestro
mundo de hoy es más proclive al
lamento que al compromiso. Porque es más
sencillo quejarse que remediar
algo.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
* La fe
_ Jesús subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso:
“``Cuando yo sea levantado de la tierra,
atraeré a todos hacia mí''
(Jn 12,32). La elevación en la Cruz
significa y
anuncia la elevación en la Ascensión al
cielo. Es su comienzo.
Jesucristo, el único Sacerdote de la Alianza
nueva
y eterna, no ``penetró en un Santuario
hecho por mano de hombre, ... sino
en el mismo cielo, para presentarse
ahora ante el acatamiento de Dios en favor
nuestro'' (Hb 9,24)” (662; cf
659-664).
* La respuesta
_ Misión de los Apóstoles y de la Iglesia
en el mundo:
“Jesús es el enviado del Padre. Desde el
comienzo de su ministerio,
``llamó a los que él quiso, y vinieron
donde
él. Instituyó Doce para que estuvieran con
él y para enviarlos a
predicar'' (Mc 3,13-14). Desde entonces,
serán sus
``enviados''. En ellos continúa su propia
misión: ``Como el Padre me
envió, también yo os envío'' (Jn 20,21)”
(858,
cf 859-860. 849-852).
_ El testimonio de vida cristiana,
exigencia para los bautizados: 2044.
2045. 2046.
* El testimonio cristiano
_ “La Iglesia, enriquecida por los dones
de su Fundador y guardando
fielmente sus mandamientos del amor, la
humildad y la renuncia, recibe la misión
de anunciar y establecer en todos
los pueblos el Reino de Cristo y de
Dios. Ella constituye el germen y el
comienzo de este Reino en la tierra (LG
5)” (768).
_ “(La Iglesia) continúa y desarrolla en
el curso de la historia la
misión del propio Cristo, que fue enviado
a
evangelizar a los pobres .... impulsada
por el Espíritu Santo debe avanzar
por el mismo camino por el que avanzó
Cristo; esto es, el camino de la pobreza,
la obediencia, el servicio y la
inmolación de sí mismo hasta la muerte, de
la que surgió victorioso por su
resurrección (AG 5)” (852).
Ante la tentación de quedarse extasiado
(Tabor), ahora el mandato es
apremiante: “Seréis mis testigos”, para
que
“en el cielo, en la tierra y el abismo,
toda rodilla se doble y todo el
mundo proclame que Jesús es el Señor para
gloria de Dios Padre”.