Para escuchar hacer click aqui>>>Grupo de oración "La Nueva Unción" Domingo 22 de Junio 2104
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Camino de Discípulo - Audios enseñanzas de crecimiento espiritual
miércoles, 25 de junio de 2014
Grupo de oración 'La Nueva Unción' - Domingo 22 de Junio 2014
martes, 24 de junio de 2014
DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A - 29 de Junio 2014
El mensaje de los antiguos profetas se conservó en leyendas. Era más de acción que de palabra. Por eso hay que preguntar a la leyenda por su significado, y no cómo fue lo que relata. El nombre de Eliseo significa: Dios salva. Y eso mismo es lo que su acción quiere afirmar. El pesar de unos padres sin hijos encuentra su salvación propia en un hijo, cuando éste es reconocido como gratuito don de Dios. La salvación total es vivida en pequeñas salvaciones.
Lectura del segundo libro de los Reyes 4,8-11. 14-16a.
Un día pasaba Eliseo por Sunem y una mujer rica lo invitó con insistencia a comer. Y siempre que pasaba por allí iba a comer a su casa. Ella dijo a su marido:
-Me consta que ese hombre de Dios es un santo; con frecuencia pasa por nuestra casa. Vamos a prepararle una habitación pequeña, cerrada, en el piso superior; le ponemos allí una cama, una mesa, una silla y un candil y así cuando venga a visitarnos se quedará aquí.
Un día llegó allí, entró en la habitación y se acostó. Dijo a su criado Guiezi:
-¿Qué podemos hacer por ella?
Contestó Guiezi:
-No tiene hijos y su marido ya es viejo.
El le dijo:
-Llama a la Sunamita.
La llamó y ella se presentó a él.
Eliseo dijo:
-El año que viene, por estas mismas fechas abrazarás a un hijo.
SALMO RESPONSORIALSal 88,2-3. 16-17. 18-19
R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Cantaré eternamente la misericordia del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.»
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.»
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminaré, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
caminaré, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el santo de Israel, nuestro rey.
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el santo de Israel, nuestro rey.
SEGUNDA LECTURA
La mística cristiana tiene ciertamente una relación íntima con la muerte de Cristo, pero en cuanto esta muerte no se queda en si misma, sino que se abre a la resurrección. Una mística puramente masoquista no es, pues, cristiana.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6,3-4.8-11.
Hermanos:
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo; fuimos incorporados a su muerte.
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre, y su vivir es un vivir para Dios.
Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor Nuestro.
EVANGELIO
Ser discípulo de Cristo es admitir que sólo Cristo es el Señor; por consiguiente hay que subordinárselo todo. No obstante, no hay miedo a que esta subordinación deshumanice al hombre; al contrario, purificará sus amores más íntimos y legítimos.
Por la comunión con Cristo nos constituimos en enviados suyos y entendemos la serie de renuncias que nos pueden llevar incluso hasta la aceptación total de la cruz. Por la comunión con Cristo nos comprometemos a acoger siempre a todo hombre, que es nuestro hermano.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10,37-42.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado. El que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.
Reflexión de las lecturas
“La radicalidad evangélica frente a la
mediocridad”
I. LA PALABRA DE DIOS
* 2R 4,8-11.14-16: “Ese hombre de Dios es
un santo, se quedará
aquí”
* Sal 88,2-3.16-17.18-19: “Cantaré
eternamente las misericordias del
Señor”
* Rm 6,3-4.8-11: “Por el Bautismo fuimos
sepultados con Él en la muerte
para que andemos en una vida nueva”
* Mt 10,37-42: “El que no toma su cruz y
me sigue no es digno de mi”
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
* Gratuitamente, sin mérito alguno por
nuestra parte, Dios nos ha hecho
partícipes de su vida mediante el
Bautismo por el que somos sepultados en la
muerte con Cristo para caminar en
la “vida nueva” como “muertos
al pecado” (2.a Lect.).
* La vida nueva ha de ser conducida por
caminos nuevos. Por el “Camino”
que es Jesucristo, de modo que nada
ni nadie nos impida vivir en comunión con
Él (ni familia, ni
sufrimiento ni vida humana) y amar lo que
Él ama
(Ev.).
* Dios visita al matrimonio de Sunam y,
por medio de Eliseo, le concede el
hijo que hasta entonces no habían
logrado. Era el premio de la hospitalidad
hacia el Profeta. Abrir la puerta
al pobre es abrírsela a Dios, a su
gracia, a la salvación (1.a Lect.).
III. SITUACIÓN HUMANA
* Los radicalismos no gozan de buena fama
en nuestra sociedad. Casi siempre
son identificados con la
intransigencia y la intolerancia.
El radicalismo cristiano, sin embargo,
nada tiene que ver con todo eso. Es
aceptar definitiva y plenamente el
Evangelio, sin acomodaciones de
conveniencia. Y ser siempre consciente de que
hay más camino por recorrer,
además del que se haya recorrido.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
* La fe
_ La primera vocación del cristiano es
seguir a Jesucristo:
“... Es preciso convencerse de que la
vocación primera del cristiano es
seguir a Jesús. ``El que ama a su padre o
a su madre más que a mí, no es digno de
mí; el que ama a su hijo o a
su hija más que a mí, no es digno de
mí''” (2232).
_ Jesús, nuestro modelo:
“Toda su vida, Jesús se muestra como
nuestro modelo. Él es el hombre
perfecto que nos invita a ser sus
discípulos y a seguirle: con su
anonadamiento, nos ha dado un ejemplo a
imitar; con su oración atrae a la
oración; con su pobreza a aceptar
libremente la privación y las
persecuciones” (520).
* La respuesta
_ Cristo, centro de toda vida cristiana:
“Cristo es el centro de toda vida
cristiana. El vínculo con Él ocupa
el primer lugar entre todos los demás
vínculos, familiares o sociales. Desde los
comienzos de la Iglesia ha
habido hombres y mujeres que han
renunciado al gran bien del matrimonio
para seguir al Cordero dondequiera que
vaya, para ocuparse de las cosas
del Señor, para tratar de agradarle, para
ir al encuentro del Esposo que
viene. Cristo mismo invitó a algunos a
seguirle en este modo de vida del que Él
es el modelo” (1618).
* El testimonio cristiano
_ “Os ruego que penséis que Jesucristo,
Nuestro Señor, es vuestra
verdadera Cabeza, y que vosotros sois uno
de
sus miembros. Él es con relación a
vosotros lo que la cabeza es con
relación a sus miembros; todo lo que es
suyo
es vuestro, su Espíritu, su corazón, su
cuerpo, su alma y todas sus
facultades, y debéis usar de ellas como de
cosas que son vuestras, para servir,
alabar, amar y glorificar a Dios”
(1698).
_ “El que somete su propio cuerpo y domina
su alma, sin dejarse llevar
por las pasiones es dueño de sí mismo;
se puede llamar rey porque es capaz de
gobernar su propia persona; es libre e
independiente y no se deja
cautivar por una esclavitud culpable (S.
Ambrosio, Psal. 118,14,30: PL
1403A)” (908).
La vida nueva recibida en el Bautismo
exige seguir a Jesucristo
esforzándonos en la radicalidad del
Evangelio.
Tomado de: www.mercaba.org
Tomado de: www.mercaba.org
martes, 17 de junio de 2014
Celebración Eucarística - Solemnidad de la Santísima Trinidad
Para escuchar la Santa Misa haga click aqui>>>Solemnidad de La Santísima Trinidad
Celebración Eucarística - Solemnidad de la Santísima Trinidad Domingo 15 de Junio 2014 con el celebrante el Padre Marcos Marroquin en la comunidad parroquial Santa María de Plainfield NJ.
lunes, 16 de junio de 2014
SOLEMNIDAD SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO - DOMINGO 22 DE JUNIO 2014
SOLEMNIDAD DEL SANTISIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
PRIMERA LECTURA
Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres
Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a
Moisés habló al pueblo, diciendo:
el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no.
Moisés habló al pueblo, diciendo:
el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no.
Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios.
No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a)
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a)
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz. R.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R.
SEGUNDA LECTURA
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17
Hermanos:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque-que comemos todos del mismo pan.
Palabra de Dios.
Hermanos:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque-que comemos todos del mismo pan.
Palabra de Dios.
Aleluya Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo -dice el Señor-; el que coma de este pan
vivirá para siempre.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo -dice el Señor-; el que coma de este pan
vivirá para siempre.
EVANGELIO
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
-«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí:En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
-«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
-«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo:
-«Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. »
Palabra de Dios
REFLEXION DE LAS LECTURAS SEGUN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA
“Formamos todos un solo cuerpo, porque
comemos de un mismo pan”
I. LA PALABRA DE DIOS
* Deut 8,2-3.14b-16a.: “Te alimentó con el
maná, que tú no
conocías ni conocieron tus padres”
* Sal 147,12-13.14-15.19-20: “Glorifica al
Señor, Jerusalén”
* 1Co 10,16-17: “El pan es uno, y así nosotros,
aunque somos muchos,
formamos un solo cuerpo”
* Jn 6,51-59: “Mi carne es verdadera
comida y mi sangre es verdadera
bebida”
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
* El recuerdo del Éxodo y de la estancia
en el desierto marcaría el
final de la etapa que había empezado en el
monte Horeb y el comienzo de la que
comenzaría en Moab. Había que
recordar al pueblo la necesidad de ser
fiel
a la Palabra; así, la Palabra da la vida
(Te alimentó con el
maná....para enseñarte “que no sólo de pan
vive el
hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios”) El maná
sería el signo de la obediencia a la
Palabra.
* El Evangelio es un fragmento de la
segunda parte del Discurso sobre el Pan
de Vida. Todos coinciden en que
tiene todo él una fuerte carga eucarística,
pero con una notable
diferencia: mientras en la primera parte,
Jesús
emplea un lenguaje más simbólico; en la
segunda tiene un matiz más
sacramental.
III. SITUACIÓN HUMANA
* El hombre de hoy, ahíto de muchas cosas,
no suele sentir necesidad de
nada, porque cree que tiene todo bien
cubierto. Llena sus vacíos con aquello en
que abunda. Pero sigue sintiendo
hambre, porque no ha aplicado el
remedio justo. No lo confiesa, pero en el
fondo es hambre de plenitud. Y eso
no se llena con lo que el hombre
cree tener de sobra.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
* La fe
_ La Eucaristía, fuente y cumbre de la
vida eclesial:
“``La Eucaristía es fuente y cima de toda
la vida cristiana. Los
demás sacramentos, como también todos los
ministerios eclesiales, y las obras de
apostolado, están unidos a la
Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada
Eucaristía, en efecto, contiene todo el
bien espiritual de la Iglesia, es
decir, Cristo mismo, nuestra Pascua'' (PO
5)” (1324; cf 1325-1327).
_ Nombres de este Sacramento: Eucaristía
(1328); Banquete, Fracción
del pan, Asamblea Eucarística (1329);
Memorial de la Pasión, Santo Sacrificio,
Santa y divina Liturgia (1330);
Comunión (1331); Santa Misa (1332).
_ Los
signos del pan y del vino: 1333-1336.
* La respuesta
_ “Tomad y comed...”: La comunión:
“El Señor nos dirige una invitación
urgente a recibirle en el
Sacramento de la Eucaristía. ``En verdad
os digo que
si no coméis la carne del Hijo del Hombre
y no bebéis su Sangre, no
tendraéis vida en vosotros''” (1384; cf
1385-
1390).
_ Frutos de la Comunión: 1391-1401.
* El testimonio cristiano
_ “``La Eucaristía significa y realiza la
comunión de vida con Dios
y la unidad del pueblo de Dios por las que
la
Iglesia es ella misma. En ella se
encuentra a la vez la cumbre de la
acción, por la que, en Cristo, Dios
santifica al
mundo, y del culto que en el Espíritu
Santo los hombres dan a Cristo por
el Padre'' (CdR, inst. ``Eucharisticum
mysterium'', 6.)” (1325; cf 1355).
Se ha quedado, no porque necesite de nosotros,
sino porque nosotros le
necesitamos a Él; se nos da como
alimento, porque pereceríamos de “hambre”
en nuestro peregrinaje; se
nos ha entregado en sacrificio, porque la
perpetuación del Sacrificio del Calvario
actualiza la Redención.
Predicador del Papa: "Los dos cuerpos de Cristo"
Comentario del padre Cantalamessa a la liturgia del próximo domingo
Deuteronomio 8,2-3.14b-16a; 1 Corintios 10, 16-17; Juan 6, 51-59
Los dos cuerpos de Cristo
En la segunda lectura san Pablo nos presenta la Eucaristía como misterio de comunión: "El cáliz que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?". Comunión significa intercambio, compartir. La regla fundamental de compartir es ésta: lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío. Probemos a aplicar esta regla a la comunión eucarística y nos daremos cuenta de la "enormidad" del tema.
¿"Qué tengo yo específicamente 'mío' "? La miseria, el pecado: esto es exclusivamente mío. ¿Y qué tiene "suyo" Jesús que no sea santidad, perfección de todas las virtudes? Entonces la comunión consiste en el hecho de que yo doy a Jesús mi pecado y mi pobreza, y Él me da su santidad. Se realiza el "maravilloso intercambio", como lo define la liturgia.
Conocemos diversos tipos de comunión. Una comunión bastante íntima es la que se produce entre nosotros y el alimento que comemos, pues éste se hace carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. He oído a madres decir a su niño, estrechándole hacia su pecho y besándole: "¡Te quiero tanto que te comería!".
Es verdad que la comida no es una persona viva e inteligente con la que podemos intercambiar pensamientos y afectos, pero supongamos por un momento que lo fuera. ¿acaso no se tendría la perfecta comunión? Pues es lo que precisamente sucede en la comunión eucarística. Jesús, en el pasaje evangélico, dice: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo... Mi carne es verdadera comida... El que come mi carne tiene vida eterna". Aquí el alimento no es una simple cosa, sino una personas viva. Se tiene la más íntima, si bien la más misteriosa, de las comuniones.
Observemos qué sucede en la naturaleza, en el ámbito de la nutrición. Es el principio vital más fuerte el que asimila al menos fuerte. Es el vegetal el que asimila al mineral; es el animal el que asimila al vegetal. También en las relaciones entre el hombre y Cristo se verifica esta ley. Es Cristo quien nos asimila; nosotros nos transformamos en Él, no Él en nosotros. Un famoso materialista ateo dijo: "El hombre es lo que come". Sin saberlo dio una definición óptima de la Eucaristía, gracias a la cual el hombre se convierte verdaderamente en lo que come, esto es, ¡en el cuerpo de Cristo!
Leamos cómo prosigue el texto inicial de san Pablo: "Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan". Está claro que en este segundo caso la palabra "cuerpo" no indica ya el cuerpo de Cristo nacido de María, sino que nos indica a "todos nosotros", indica aquel cuerpo de Cristo más amplio, que es la Iglesia. Esto significa que la comunión eucarística es siempre también comunión entre nosotros. Comiendo todos del único alimento, formamos un solo cuerpo.
¿Cuál es la consecuencia? Que no podemos tener verdadera comunión con Cristo si estamos divididos entre nosotros, nos odiamos, no estamos dispuestos a reconciliarnos. Si has ofendido a tu hermano, decía san Agustín, si has cometido una injusticia contra él, y después vas a recibir la comunión como si nada hubiera pasado, tal vez lleno de fervor ante Cristo, te pareces a quien ve llegar a un amigo al que no ve desde hace mucho tiempo. Corre a su encuentro, le echa los brazos al cuello y se pone de puntillas para besarle en la frente. Pero al hacer esto no se percata de que le está pisando los pies con su calzado embarrado. Los hermanos, en efecto, especialmente los más pobres y desvalidos, son los miembros de Cristo, son sus pies posados aún en la tierra. Al darnos la sagrada forma, el sacerdote dice: "El cuerpo de Cristo", y respondemos: "¡Amén!". Ahora sabemos a quién decimos "Amen", o sea, sí, te acojo: no sólo a Jesús, el Hijo de Dios, sino también al prójimo.
En la fiesta del "Corpus Domini" no puedo ocultar un pesar. Hay formas de enfermedad mental que impiden reconocer a las personas cercanas. Es cuando hay quien grita durante horas: "¿dónde está mi hijo? ¿dónde está mi esposa? ¿qué fue de ellos?", y tal vez el hijo o la esposa están ahí, le toman de la mano y le repiten: "Estoy aquí, ¿no me ves? ¡Estoy contigo!". Así le ocurre también a Dios. Los hombres, nuestros contemporáneos, buscan a Dios en el cosmos o en el átomo; discuten si hubo o no un creador en el inicio del mundo. Seguimos preguntando: "¿Dónde está Dios?", y no nos percatamos de que está con nosotros y se ha hecho comida y bebida para estar aún más íntimamente unido a nosotros. Juan el Bautista debería repetir tristemente: "En medio de vosotros hay uno a quien no conocéis". La solemnidad del "Corpus Domini" nació precisamente para ayudar a los cristianos a tomar conciencia de esta presencia de Cristo entre nosotros, para mantener despierto lo que Juan Pablo II llamaba "estupor eucarístico".
[Traducción del original italiano por Marta Lago]
(23 de mayo de 2008) © Innovative Media Inc.
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