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sábado, 2 de enero de 2016

"En tu presencia cada día" - Sábado 2 de enero 2016

SÁBADO DE LA SEMANA I
Del común de doctores de la Iglesia. Salterio I.

2 de enero

SANTOS BASILIO MAGNO Y GREGORIO NACIANZO, obispos y doctores de la Iglesia.(MEMORIA)

San Basilio nació en Cesarea de Capadocia el año 330, de una familia cristiana; brilló por su cultura y por sus virtudes; comenzó a llevar una vida eremítica, pero el año 370 fue nombrado obispo de su ciudad. Combatió el arrianismo; escribió muchas e importantes obras y, principalmente, reglas monásticas, por las que se rigen aún muchos monjes orientales; ayudó en gran manera a los pobres. Murió el día 1 de enero del año 379.

San Gregorio nació cerca de Nacianzo el mismo año 330 y viajó mucho por razón de sus estudios. Primero imitó a su amigo Basilio en la vida solitaria, pero luego fue ordenado presbítero y obispo. El año 381 fue elegido obispo de Constantinopla; sin embargo, a causa de los diversos bandos que dividían a su Iglesia se retiró a Nacianzo, donde murió el día 25 de enero del año 389 o 390. Por su eximia doctrina y elocuencia, mereció el apelativo de «el teólogo». 


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría. 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el misterio del Padre;
con vosotros, la luz del Verbo;
en vosotros, la llama del Amor
que es fuego.

¡Hontanares de Dios!,
¡hombres del Evangelio!,
¡humildes inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres de barro tierno!

El mundo tiene hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos atan a lo efímero
y nos vamos perdiendo en el tiempo.

Para nosotros,
el misterio que aprendisteis del Padre;
con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el Amor ingénito.

¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y un anhelo,
la angustia por la verdad,
por el error el miedo.

Dadnos una vida de rodillas
ante el misterio,
una visión de este mundo de muerte
y una esperanza de cielo.

Padre, te pedimos para la Iglesia
la ciencia de estos maestros. Amén.

SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.

Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.

Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».

Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.

Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.

Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»

Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tu, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?

Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.

Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.

LECTURA BREVE   Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.

RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.

V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 
Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:

Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACION
Señor Dios, que has iluminado a la Iglesia con los ejemplos y las enseñanzas de san Basilio Magno y san Gregorio de Nacianzo, haz que busquemos humildemente tu verdad y que, viviendo según esta verdad, crezcamos en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


Epístola I de San Juan 2,22-28. 
Queridos hermanos:
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo: el que niega al Padre y al Hijo.
El que niega al Hijo no está unido al Padre; el que reconoce al Hijo también está unido al Padre.
En cuanto a ustedes, permanezcan fieles a lo que oyeron desde el principio: de esa manera, permanecerán también en el Hijo y en el Padre.
La promesa que él nos hizo es esta: la Vida eterna.
Esto es lo que quería escribirles acerca de los que intentan engañarlos.
Pero la unción que recibieron de él permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Y ya que esa unción los instruye en todo y ella es verdadera y no miente, permanezcan en él, como ella les ha enseñado.
Sí, permanezcan en él, hijos míos, para que cuando él se manifieste, tengamos plena confianza, y no sintamos vergüenza ante él en el Día de su Venida.



Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4. 
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.





Evangelio según San Juan 1,19-28. 
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
"¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?". "Tampoco", respondió.
Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?".
Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías".
Algunos de los enviados eran fariseos,
y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?".
Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:
él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba. 


Comentario a las lecturas por Homiliacatolica.com
1Jn. 2, 22-28. Considerando a Jesús como si fuera sólo el recipiente del Hijo, a quien se le llama Cristo, algunos pensaron que Jesús sólo había sido un recipiente de paso del Hijo de Dios y que después Jesús fue abandonado a la muerte, pues el Cristo habría cumplido ya su misión y de nada le hubiese servido el haber subido a una dimensión superior para después volver a bajar, indignamente, a tomar la naturaleza humana de Jesús. Quienes así pensaban en el tiempo de Juan Apóstol, negaban la resurrección o el que Jesús hubiese tenido realmente una naturaleza humana como la nuestra. A nuestro Salvador nosotros le llamamos Jesucristo. Nosotros, junto con Él, hemos recibido la unción del Espíritu Santo; y esa unción (crisma) permanece en nosotros y nos conduce, como personas humanas, hacia la salvación, pues jamás dejaremos de ser hijos de Dios y lo veremos tal cual es con nuestra naturaleza . Quien rechaza a Cristo rechaza al Padre; y a pesar de estar bautizado y ungido por el Espíritu Santo, está rechazando la salvación. Permanezcamos en Jesucristo, para que al final logremos, junto con Él, la vida eterna; pues de lo contrario seríamos confundidos eternamente.

Sal. 97. Dios se ha levantado victorioso sobre el pecado y la muerte. Él es el Salvador y protector de su pueblo. Así se ha manifestado ante todas las naciones como el Dios que ama y es leal a los suyos. Si nosotros vivimos también de un modo fiel y leal en el amor al Señor, seremos una manifestación de nuestro Dios y Padre para todas las naciones. Efectivamente la Iglesia tiene como misión dar a conocer el poder salvador de Dios a todos como la mejor Buena Nueva que hemos recibido. No podemos, por tanto, vivir destruyéndonos como si no conociéramos a Dios.

Jn. 1, 19-28. Juan, el Bautista, da testimonio de algo que ha visto. Quien lo envió a Bautizar le dio un signo para reconocer al Enviado de Dios. Por eso su testimonio es verdadero, pues sabe que la salvación ha llegado a nosotros por medio de Jesucristo. Juan no ocupa un lugar que no le corresponde en la economía de salvación. Sabe que Él sólo es la voz; hay alguien, entre nosotros, que es la Palabra que nos salva por haberse convertido en el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Él, el Hijo de Dios encarnado, nos ha bautizado con el Espíritu Santo. Sumergidos siempre en Él, vamos siendo conformados a imagen del Hijo de Dios, día a día, hasta llegar a la perfección a la que hemos sido llamados. Ojalá y no nos quedemos ciegos ante el Señor que ha venido a nosotros como salvación, pues si así sucediera podríamos, tal vez, hablar cosas muy elocuentes sobre Cristo, pero nos faltaría ser testigos de Él desde una vida que se ha unido al Señor.

El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, nos ha reunido en esta Celebración que, como ofrenda agradable, ofrecemos a nuestro Dios y Padre. No sólo hemos de estar dispuestos a escuchar su voz, sino a dejar que sea sembrada en nuestros corazones, como una semilla en un buen terreno, para que germine y llegue a producir abundantes frutos de salvación. Este es el sentido de nuestra comunión de vida con el Señor. A partir de ese momento, no somos nosotros, sino el Señor mismo quien se manifestará, con todo su poder salvador, desde nosotros. Entonces podremos decir, también nosotros: es necesario que Él crezca y que nosotros vengamos a menos.

La Iglesia de Jesucristo debe continuar, por mandato del mismo Cristo, la obra de salvación que le ha sido confiada. No podemos apropiarnos la obra de salvación y actuar al margen del Señor. No podemos manipular el Evangelio a nuestro arbitrio o antojo. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad. Por eso hemos de presentar a todos, sin distinción, el mensaje de Salvación de un modo auténtico y fiel a lo que el Señor nos ha confiado. Pero no podemos anunciar el Nombre del Señor sólo con palabras, sino como testigos. Esto nos ha de llevar a ser los primeros en vivir el Evangelio; a ser los primeros liberados del pecado, no por nuestro esfuerzo, sino porque confiemos totalmente nuestra vida en Dios. Partiendo de esa experiencia de Dios en nosotros, sabiendo que participamos de la unción del Espíritu de Dios en nosotros, viviremos como constructores del Reino de Dios entre los hombres, trabajando por la paz, por la unión fraterna, por la comunión y por la solidaridad entre todos. Entonces el llamado de Juan a la conversión habrá iniciado su camino en nosotros hasta que juntos lleguemos a la perfección del Hijo de Dios, y participemos de la Gloria que el Señor nos ofrece.

Que Dios nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de dejarnos formar por el Espíritu Santo como signos y testigos creíbles de su amor para cuantos nos traten. Amén.

www.homiliacatolica.com


Santo Rosario por las Hnas Siervas de los corazones traspasados de Jesús y María Misterios Gozosos - Lunes y Sábado

Homilías de viva voz por el Padre Nelson Medina,O.P.

(Nota: Haga click en los enlaces para escuchar los audios)

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Datos

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1
1998/01/02

Salir de la denuncia para encontrarse con la gracia salvadora del Señor.
00:16:26
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2
1999/01/02

¿Qué es lo que nosotros esperamos de Dios?
00:09:01
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3
2001/01/02

¿En qué consiste la Teología del Mesías?
00:24:15
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4
2003/01/02

Nosotros no podemos imponerle a Dios lo que debe suceder.
00:13:06
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5
2010/01/02

Aprendamos a valorar la riqueza que tenemos en nuestra Iglesia Católica: la Eucaristía, María Santísima, el Sacramento de la Confesión.
00:32:26
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6
2012/01/02

Ya desde antiguo hubo quienes cayeron en la tentación de cambiar el evangelio recibido; pero hubo también quienes nos dieron ejemplo perdurable porque supieron permanecer fieles.
00:04:28
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7
2013/01/02

Dos criterios para permanecer en la fe: lo que hemos oído desde el principio, y el acudir continuamente al Espíritu Santo de Dios.
00:04:29
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8
2014/01/02

Ninguno, como el apóstol Juan, nos ha brindado tanta luz sobre el origen de Cristo.
00:05:52
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9
2014/01/02

Nuestros retos, como creyentes, no son muy distintos de los que han tenido los cristianos de todas las épocas: sus respuestas nos sirven.
00:07:28
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2015/01/02

La herejía brota de olvidar, mutilar o cambiar el mensaje de salvación que hemos recibido "desde el principio."
00:04:49
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2015/01/02

El reclamo del Bautista, que el Cristo está entre nosotros y no lo conocemos, parece válido también hoy.
00:09:35
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2016/01/02

Pidamos a Dios que seamos sensibles al paso del Espíritu Santo para reconocer dónde viene Cristo nuestro Salvador.
00:06:40
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