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lunes, 14 de septiembre de 2015

"En tu precensia cada día" - para el lunes 14 de septiembre 2015 Fiesta de la Exaltación de la cruz


EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (FIESTA). 

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO
Ant. A Cristo, Rey y Señor, que por nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle. 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: BRILLE LA CRUZ DEL VERBO, LUMINOSA.
Brille la cruz del Verbo, luminosa,
brille como la carne sacratísima
de aquel Jesús nacido de la Virgen
que en la gloria del Padre vive y brilla.

Gemía Adán, doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto a Adán vertía;
brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
cruz que se enciende cuando el Verbo expira.

¡Salve, cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!

Reine el Señor crucificado,
levantando la cruz donde moría;
nuestros enfermos ojos buscan luz,
nuestros labios, el río de la vida.

Te adoramos, oh cruz que fabricamos,
pecadores, con manos deicidas;
te adoramos, ornato del Señor,
sacramento de nuestra eterna dicha. Amén.

SALMODIA
Ant 1. Subió al árbol santo de la cruz, destruyó el poderío de la muerte, se revistió de poder, resucitó al tercer día.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Subió al árbol santo de la cruz, destruyó el poderío de la muerte, se revistió de poder, resucitó al tercer día.

Ant 2. ¡Cómo brilla la cruz santa! De ella colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo aquella sangre que ha sanado nuestras heridas.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. ¡Cómo brilla la cruz santa! De ella colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo aquella sangre que ha sanado nuestras heridas.

Ant 3. Resplandece la cruz santa: por ella el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la cruz reina, la cruz aleja todo pecado. Aleluya.

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Resplandece la cruz santa: por ella el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la cruz reina, la cruz aleja todo pecado. Aleluya.

LECTURA BREVE   Hb 2, 9b-10
Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así, por amorosa dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos. Pues como quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.

RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Y te bendecimos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 
Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

PRECES
Oremos a nuestro Redentor, que por su cruz nos ha salvado, y digámosle confiados:

Por tu cruz, sálvanos, Señor.

Hijo de Dios, que por el símbolo de la serpiente de bronce sanaste al pueblo de Israel,
protégenos hoy de las heridas del pecado.

Hijo del hombre, que fuiste elevado en la cruz, como la serpiente fue elevada por Moisés en el desierto,
elévanos hasta la gloria de tu reino.

Hijo unigénito del Padre, que has sido enviado al mundo para que todo el que crea en ti no perezca,
concede la vida eterna a los que buscan tu rostro.

Hijo amado del Padre, que has sido enviado al mundo no para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvado por ti,
concede el don de la fe a todos nuestros familiares y amigos, para que obtengan la salvación.

Hijo eterno del Padre, que viniste a prender fuego a la tierra para que el mundo entero ardiera,
haz que vivamos de acuerdo con la verdad y lleguemos a la luz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Pidamos ahora al Padre que venga al mundo su reino:

Padre nuestro...

ORACION
Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
Libro de los Números 21,4b-9. 
En el camino, el pueblo perdió la paciencia
y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!".
Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo,
y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado".
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.



Salmo 78(77),1-2.34-35.36-37.38. 
Pueblo mío, escucha mi enseñanza,
presta atención a las palabras de mi boca:
yo voy a recitar un poema,
a revelar enigmas del pasado.

Cuando los hacía morir, lo buscaban
y se volvían a él ansiosamente:
recordaban que Dios era su Roca,
y el Altísimo, su libertador.

Pero lo elogiaban de labios para afuera
y mentían con sus lenguas;
su corazón no era sincero con él
y no eran fieles a su alianza.

El Señor, que es compasivo,
los perdonaba en lugar de exterminarlos;
una y otra vez reprimió su enojo
y no dio rienda suelta a su furor.




Evangelio según San Juan 3,13-17. 
Jesús dijo a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.» 


Reflexión de las lecturas

Todo comenzó en un día en torno al 7 de abril del año 30, cuando Jesús de Nazaret murió crucificado en Jerusalén. Para los que no tienen fe cristiana, un suceso irrelevante. Entonces y ahora son muchos los que mueren ajusticiados y, a veces, asesinados por sus semejantes. Pero, para los que creen en Jesús, para sus seguidores, Jesús era Dios. Y, desde entonces, la cruz dejó de ser sólo el suplicio donde morían los esclavos para convertirse en la sangrienta y misteriosa “solución” para quitar Dios los pecados del mundo.
  • La cruz de Jesús

Primero un problema: en el estado de bienestar en el que nos toca vivir, ¿cómo imitar hoy a san Pedro, a los apóstoles, y anunciar algo tan contradictorio como la cruz a una sociedad que parece buscar sólo la comodidad? ¿Cómo explicar hoy el mensaje de la cruz a una civilización tan hedonista que identifica felicidad con placer? ¿Y, sin pensar en los demás, cómo vivirlo nosotros, creyentes y practicantes, imbuidos como estamos de esta cultura de bienestar? Hoy las iglesias y los conventos han dejado de tener los fuertes muros protectores de antaño; la intercomunicación y la globalización son un hecho, y todos participamos de la misma cultura y de similares intereses.
En este contexto celebramos la exaltación de la cruz de Jesús, constatando, de entrada, que Jesús mismo vivió y sintió esta misma dificultad de aceptación de la cruz cuando sus mismos discípulos no entendían que él tenía que subir a Jerusalén y morir. Nosotros, que ya sabemos todo lo que pasó y cómo pasó, aceptamos más fácilmente su pasión y su muerte, su cruz, pensando en su resurrección. Hasta tal punto aceptamos la cruz que la hemos colocado en las torres de nuestros templos, en las cimas de las montañas, y en nuestros hogares y mesas de trabajo. La hemos repujado de oro, plata y piedras preciosas y la usamos como adorno personal. E, inconscientemente, surge la pregunta, ¿es ésta la cruz de Jesús o es, más bien, una cruz descrucificada que no tiene gran cosa que ver con la original?
Porque la cruz de Jesús, según el Evangelio, no tiene adornos, está desnuda y no es atrayente. Pero, es el centro de todo el Evangelio. Los apóstoles, mientras vivió Jesús, no lo entendieron así, pero, una vez que murió y resucitó, la descubrieron en toda su grandeza y omnipresencia y la convirtieron en el centro de su predicación.
  • La cruz de Jesús y las cruces

Si nuestras cruces tienen valor es porque, de alguna forma, estaban ya presentes en el monte Calvario junto a la suya y, misteriosa pero realmente, son su prolongación. Sólo por aquélla tienen valor éstas que, por otra parte, gozan de ventajas sobre aquélla, como bellamente nos dice Bernanos: “Jesús ha tenido miedo a la muerte. Muchos mártires no han tenido miedo a la muerte. Los mártires eran sostenidos por Jesús, pero Jesús no tenía la ayuda de nadie, porque toda ayuda y toda misericordia proceden de él. Ningún ser vivo entró en la muerte tan solo y tan desarmado”.
Pero, a pesar de estas ventajas, las cruces existen. Existen no sólo en las cumbres de las montañas y en las bendiciones de los sacerdotes. Si los ricos pudieran vender sus cruces, habría menos pobres. Todos, pero particularmente los sacerdotes, la hemos visto donde menos se esperaba que se pudiera encontrar: hospitales, hogares, ancianos y niños, solteros, casados, célibes y consagrados. Ni siquiera la iglesia o los conventos se libran de ella. Al final, la última cruz, como en el caso de Jesús, es aquélla sobre la que morimos.
  • Actitud ante la cruz

¿Qué respuesta tener, en cristiano, en religioso, ante las cruces, ante el sufrimiento? ¿Deberá ser de agradecimiento porque nuestras cruces son participación de la suya? ¿Deberá ser de gratitud porque todo, y por tanto también la cruz, es fruto del amor infinito de Dios? ¿O sólo resignación?
Una respuesta la podemos encontrar en María que, después de Jesús, puede que sea quien más sabe de cruces y de dolores. La actitud de María es distinta en el “Magnificat” y en el monte Calvario. En el primer caso, María expresa su regocijo y  agradecimiento por un gran bien y por el mejor de los regalos. En el segundo, “Stabat mater dolorosa, juxta crucen lacrimosa, dum pendebat Filius”. Lo normal, en humano y en cristiano, es alegrarse con los regalos y lamentar las cruces. Lo normal, en humano y en cristiano, es ser agradecidos con Dios, darle las gracias por sus dones y aceptar las cruces porque son inherentes a la naturaleza humana. Y puede que lleguemos al grado heroico de agradecer a Dios y alegrarnos por las cruces por poder compartir la suya.
La otra y definitiva respuesta la encontramos, como siempre, en Jesús y en su Evangelio. Estando en Getsemaní, padeciendo ya el comienzo de su Pasión, nos propone el modelo de todo oración de petición:
1º. “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz”. Ora y pide al Padre que aparte de él el cáliz de su profundo sufrimiento. Y lo hace con sangre, sudor y lágrimas. Plena sinceridad.
2º. “Pero, no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22,42). Lo último siempre la sumisión absoluta, la entrega total a Dios.
Agradecimiento profundo por todos los dones de Dios. Aceptación de las cruces, de los sufrimientos y, al final, de la muerte. Y, como última actitud, “hágase tu voluntad”. Aunque, en circunstancias puntuales, mirándole a él y con sentimientos similares a los suyos, tengamos que decir también: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46). 
Fray Hermelindo Fernández,O.P.hfernandez@dominicos.org

Santo Rosario por las Hnas Siervas de los corazones traspasados de Jesús y María Misterios Gozosos - Lunes y Sábado

Homilías de viva voz por el Padre Nelson Medina,O.P.(Nota: Haga click en los enlaces para escuchar los audios)


Núm.

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1
1996/05/03

Amar es hacerse débil.
00:16:21
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2
2001/05/03

Allí donde me visitó el dolor, allí me visitó el amor.
00:09:41
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3
2002/05/03

En la Cruz de Cristo descubrimos que el pecado acaba mal.
00:09:33
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4
2003/05/03

En la Cruz de Cristo, señal de amor e instrumento de salvación, están nuestros males vencidos.
00:13:32
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5
2006/05/03

"La Cruz es el lugar del juicio".
00:09:29
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6
2008/09/14

Un camino desde el servicio.
00:20:11
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7
2011/05/03

En la mayor parte de América hoy se celebra la Exaltación de la Santa Cruz. El texto del libro de los Números nos presenta la serpiente vencida y expuesta sobre el estandarte. es así imagen de la Cruz del Señor.
00:04:43
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8
2012/05/03

¡Cuánto necesitamos redescubrir la Cruz como altar del sacrificio que da la vida, y como fuente de toda nuestra salvación!
00:04:13
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9
2012/05/03

En la Exaltación de la Santa Cruz, meditamos sobre sus ENEMIGOS sus TESOROS y algunos de sus mayores AMIGOS en la Orden Dominicana.
00:17:46
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2012/09/14

La Cruz le quita al mal su principal estrategia: presentarse como un atajo para lograr algo deleitable y en apariencia bueno.
00:09:06
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2013/05/03

Pasar por lo peor sin maldecir, sin enloquecer, sin desesperarse, sin vengarse, sin odiar: eso revela a Dios.
00:04:17
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2014/05/03

No se oponen la Cruz y la Resurrección: hablan de un mismo amor.
00:04:36
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2014/10/28

Predicación sobre la Cruz, con ocasión de la Fiesta del Señor de los Milagros, en el Perú.
00:17:32
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