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martes, 22 de septiembre de 2015

"En tu presencia cada día" - para el Martes 22 de septiembre 2015

MARTES DE LA SEMANA XXV
De la Feria. Salterio I

22 de septiembre 


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle. 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: AL CANTO DE LOS GALLOS.
Al canto de los gallos
viene la aurora;
los temores se alejan
como las sombras.
¡Dios, Padre nuestro,
en tu nombre dormimos
y amanecemos!

Como luz nos visitas,
Rey de los hombres,
como amor que vigila
siempre de noche;
cuando el que duerme
bajo el signo del sueño
prueba la muerte.

Del sueño del pecado
nos resucitas,
y es señal de tu gracia
la luz amiga.
¡Dios que nos velas!,
tú nos sacas por gracia
de las tinieblas.

Gloria al Padre y al Hijo,
gloria al Espíritu,
al que es paz, luz y vida,
al Uno y Trino;
gloria a su nombre
y al misterio divino
que nos lo esconde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Ant 2. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Cántico: ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13, 1-10
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.

Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones
por donde estáis dispersados.

Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.

Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.

Ant 3. El Señor merece la alabanza de los buenos.
Salmo 32 - HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando vuestra música con aclamaciones:

que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros esperamos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor merece la alabanza de los buenos.
LECTURA BREVE   Rm 13, 11b. 12-13a
Ya es hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.

V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus Santos profetas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 
Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus Santos profetas.
PRECES
Ya que hemos sido llamados a participar de una vocación celestial, bendigamos por ello a Jesús, el pontífice de nuestra fe, y supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor.

Señor Jesús, que por el bautismo has hecho de nosotros un sacerdocio real,
haz que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.

Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos
para que por la fuerza del Espíritu Santo nosotros permanezcamos en ti y tú en nosotros.

Danos tu sabiduría eterna
para que permanezca con nosotros y con nosotros trabaje.

Concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean
y fuente de esperanza para los decaídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres

Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...

ORACION
Escucha, Señor, nuestra oración matutina y con la luz de tu misericordia alumbra la oscuridad de nuestro corazón: para que, habiendo sido iluminados por tu claridad, no andemos nunca tras las obras de las tinieblas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


Martes de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario

Libro de Esdras 6,7-8.12b.14-20. 
Dejen trabajar en esa Casa de Dios al comisionado de Judea y a los ancianos de los judíos. Que se reconstruya esa Casa de Dios en el mismo sitio.
Estas son mis órdenes acerca de la conducta que ustedes deben observar frente a los ancianos de los judíos, para la reconstrucción de esa Casa de Dios: los gastos que ellos hagan serán pagados totalmente y sin interrupción de los fondos reales, utilizando los impuestos percibidos en la región del otro lado del Eufrates.
¡Que el Dios que ha establecido allí su Nombre destruya a cualquier rey o pueblo que intente transgredir esta orden, destruyendo esa Casa de Dios que está en Jerusalén! Yo, Darío, he promulgado este decreto. Que sea cumplido estrictamente".
Los ancianos de los judíos llevaron adelante la obra, bajo el impulso del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Idó. Así terminaron la construcción, conforme a la orden del Dios de Israel y a los decretos de Ciro y Darío.
La Casa fue concluida el día veintitrés del mes de Adar, en el sexto año del reinado de Darío.
Todos los israelitas - los sacerdotes, los levitas, y el resto de los repatriados - celebraron alegremente la Dedicación de esta Casa de Dios.
Para su Dedicación, ofrecieron cien novillos, doscientos carneros y cuatrocientos corderos. Además, ofrecieron doce chivos, según el número de tribus de Israel, como sacrificio por el pecado de todo el pueblo.
Después establecieron a los sacerdotes según sus categorías y a los levitas según sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, como está escrito en el libro de Moisés.
Los repatriados celebraron la Pascua el día catorce del primer mes.
Como todos los levitas se habían purificado, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los que habían vuelto del destierro, para sus hermanos los sacerdotes y para ellos mismos.



Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5. 
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor!»
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor.

Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.



Evangelio según San Lucas 8,19-21. 
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte".
Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican". 

LECTURAS: ESD 6, 7-8. 12. 14-20; SAL 121; LC 8, 19-21

Esd. 6, 7-8. 12. 14-20. Darío ordena que no se interrumpa el trabajo de la reconstrucción del templo de Dios en su antiguo sitio; y una vez concluido se realiza su dedicación mediante varios sacrificios. Y se celebra la Pascua, como signo del final del destierro, e inicio de un nuevo caminar en la libertad. Dios nos llama para que, por más que nos veamos acosados por una serie de diversas tentaciones, jamás nos dejemos de esforzarnos, ayudados por su Gracia y su Espíritu, por hacer de nuestra vida personal y de toda la comunidad de creyentes, una digna morada al Señor. Entonces seremos dignos de celebrar el Memorial de su Misterio Pascual, pues la vida de la Iglesia se construye en torno a la Eucaristía; sin ella la vida y el apostolado de la Iglesia no tiene significado alguno, pues, finalmente la Eucaristía nos hace pregustar los bienes eternos, ya que la vida de la Iglesia se encamina a la celebración del Banquete eterno, Pascua que ya no acaba, pues el Cordero de Dios iluminará para siempre nuestra vida por los siglos de los siglos.

Sal. 121. Qué alegría estar nuevamente en Jerusalén; qué alegría poder en ella alabar al Señor en su templo; esta es la razón por la que se buscará la felicidad de esa ciudad, pues de ella recibimos la paz y la felicidad. Nosotros, creyentes en Cristo, hemos recibido la paz, el perdón, la misericordia de Aquel que no rehuyó manifestarnos su amor hasta el extremo, yendo a Jerusalén, pues no es bueno que un profeta muera fuera de Jerusalén. Dios nos quiere entregados a favor de los demás; hemos de ser para ellos motivo de paz y de felicidad. Jamás motivo de tristeza, dolor, sufrimiento y muerte; pues Jesús no nos envió a destruir, sino a construir su Reino de justicia, de santidad y de paz.

Lc. 8, 19-21. María, la Mujer siempre fiel a la Voluntad Divina; aquella que escuchó la Palabra de Dios y, llena de amor, le dice al Señor: He aquí tu esclava, hágase en mí según tu Palabra, es para nosotros el modelo de todo aquel que ha sido redimido y salvado; y no lo es tanto por su Maternidad Divina, cuanto por su fidelidad a Dios. Ella, más que cualquiera de nosotros, es la que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica; por eso es bienaventurada. Por eso se dice que, antes que concebir al Hijo de Dios para que se hiciera hombre en su seno, lo concibió en su corazón. Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy, más que constituir un desprecio hacia su Madre, se convierten en un descubrir la grandeza de María ante Dios especialmente por su amor fiel. Dios no toma tanta importancia al lugar, tal vez muy importante, que ocupemos en su Cuerpo, que es la Iglesia, sino a nuestra fidelidad que nos hace testigos y signos creíbles de su amor ante nuestros hermanos.

En esta Eucaristía no sólo hemos llegado a los umbrales del templo para celebrar a Aquel que es nuestra reconciliación y nuestra paz; sino que por medio de Cristo Jesús nos acercamos hasta el Misterio de Dios, y no como esclavos sino como hijos. El Señor no sólo se nos muestra para que le demos culto, sino que nos hace entrar en comunión con Él de tal forma que se convierte para nosotros en nuestro Camino de salvación. Él, a pesar de nuestras infidelidades, nos concede el perdón y la paz. Que su vida, en nosotros, no se convierta en esterilidad, sino que encuentre en nosotros un terreno fértil capaz de producir abundantes frutos de salvación para que la paz, la felicidad, la armonía y el amor, que proceden de Dios, llegue, por medio de su Iglesia, a todos los pueblos.

El Señor nos hace partícipes de su vida. Pero esa vida es para hacerla parte de nuestra existencia, que manifieste nuestra fidelidad a la Palabra y al Amor recibidos no sólo con actos de culto, sino con nuestras obras buenas, convertidas en una continua alabanza al Nombre de Dios. Ante Dios no contará sólo el culto que le tributemos en el templo; junto con nuestra alabanza hemos de pasar haciendo el bien si no queremos que al final el Señor nos diga que no nos reconoce, no tanto porque no nos hayamos sentado a su Mesa y lo hayamos escuchado por las plazas, y en su Nombre hayamos, incluso, expulsado demonios, sino porque nuestra vida se convirtió en un obrar la iniquidad, haciendo, así, por desgracia, que nuestras obras personales no concordaran con aquello que anunciábamos. Vivamos y caminemos en la justicia y en la paz, de tal forma que, ya desde la construcción de la ciudad terrena, vayamos construyendo entre nosotros el Reino de Dios que, en la eternidad llegará a su Plenitud cuando, reunidos como hijos en torno a nuestro Padre, junto con Jesús sea Él nuestra la Paz eterna.

Que Dios nos conceda, por intercesión de María, nuestra Madre, la gracia de vivir, a ejemplo de ella, escuchando la Palabra de Dios y poniéndola en práctica hasta que, finalmente alcancemos los bienes eternos y gocemos, así, de la Bienaventuranza sin ocaso. Amén.

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Santo Rosario por las Hnas Siervas de los corazones traspasados de Jesús y María Misterios Dolorosos - Martes y Viernes


Homilías de viva voz por el Padre Nelson Medina,O.P.

(Nota: Haga click en los enlaces para escuchar los audios)

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1
2003/09/23

Dios no necesita destruir el mundo para realizar su plan.
00:09:45
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2
2011/09/20

Dios hiere y venda la herida; corrige y regala esperanza a la vez. Se vale incluso de paganos para hacer bien a sus elegidos. Estos celebran la Pascua y así aprenden que la victoria de Dios no queda encerrada en el pasado.
00:10:27
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3
2011/09/20

La nueva celebración de la Pascua, después del destierro, muestra que Dios es un Dios vivo en la historia de su pueblo.
00:04:33
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4
2013/09/24

La palabra de Cristo y el amor de Cristo inauguran un modo nuevo de relación que da origen a la familia de Dios, ya desde la tierra, y para la eternidad.
00:04:26
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5
2013/09/24

Aprender a ser hermanos, hermanas y madres de Jesucristo.
00:14:40
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6
2015/09/22

Todos participamos de la misma herencia de Cristo: la familia del corazón, la Palabra y el Espíritu de Dios.
00:04:08
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