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jueves, 3 de septiembre de 2015

"En tu presencia cada día" - para el jueves 3 septiembre 2015

JUEVES DE LA SEMANA XXII
Del Común de pastores para un santo papa y del Común de doctores de la Iglesia. Salterio II

3 de septiembre

SAN GREGORIO MAGNO, papa y doctor de la Iglesia (MEMORIA).

Nació en Roma hacia el año 540. Desempeñó primero diversos cargos públicos, y llegó luego a ser prefecto de la Urbe. Más tarde se dedicó a la vida monástica, fue ordenado diácono y nombrado legado pontificio en Constantinopla. El día 3 de septiembre del año 590 fue elegido papa, cargo que ejerció como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la propagación y consolidación de la fe. Tiene escritas muchas obras sobre teología moral y dogmática. Murió el día 12 de marzo del año 604. 


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIOAnt. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría. 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el misterio del Padre;
con vosotros, la luz del Verbo;
en vosotros, la llama del Amor
que es fuego.

¡Hontanares de Dios!,
¡hombres del Evangelio!,
¡humildes inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres de barro tierno!

El mundo tiene hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos atan a lo efímero
y nos vamos perdiendo en el tiempo.

Para nosotros,
el misterio que aprendisteis del Padre;
con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el Amor ingénito.

¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y un anhelo,
la angustia por la verdad,
por el error el miedo.

Dadnos una vida de rodillas
ante el misterio,
una visión de este mundo de muerte
y una esperanza de cielo.

Padre, te pedimos para la Iglesia
la ciencia de estos maestros. Amén.
SALMODIAAnt 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?

Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;

su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mi Dios y salvador:
confiare y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:

acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;

porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;

los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE   Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVEV. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.

V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Gregorio, pastor eximio, fue un modelo acabado de vida pastoral y nos legó una regla segura para seguir esa vida.Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 
Gregorio, pastor eximio, fue un modelo acabado de vida pastoral y nos legó una regla segura para seguir esa vida.PRECESDemos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:

Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres

Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...

ORACION
Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con amor, te pedimos que, por intercesión del papa san Gregorio Magno, concedas el espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de sus pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.CONCLUSIÓNV. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


Jueves de la vigésima segunda semana del tiempo ordinario

Carta de San Pablo a los Colosenses 1,9-14. 
Por eso, desde que nos enteramos de esto, oramos y pedimos sin cesar por ustedes, para que Dios les haga conocer perfectamente su voluntad, y les dé con abundancia la sabiduría y el sentido de las cosas espirituales.
Así podrán comportarse de una manera digna del Señor, agradándolo en todo, fructificando en toda clase de obras buenas y progresando en el conocimiento de Dios.
Fortalecidos plenamente con el poder de su gloria, adquirirán una verdadera firmeza y constancia de ánimo,
y darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos.
Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido,
en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.



Salmo 98(97),2-3ab.3cd-4.5-6. 
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.

Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.




Evangelio según San Lucas 5,1-11. 
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes".
Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.
Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador".
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;
y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres".
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron. 

Col. 1, 9-14. Orar por aquellos a quienes, por medio nuestro, Dios abrió al Evangelio y los hizo partícipes de su Vida, de su Luz y de su Sabiduría, nos hace conscientes de que la obra de salvación es de Dios y no nuestra. Por ese motivo nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo; su Evangelio es para nosotros la Sabiduría que Dios nos ha manifestado, para que, conociéndola y aceptándola en nuestra vida, podamos dar fruto abundante con toda clase de buenas obras, siendo, así, gratos a Dios. Hechos partícipes del Reino de la luz, no seremos vencidos por las tinieblas, pues el Poder del Señor en nosotros nos ayudará a resistir y a perseverar en el bien, de tal forma que, cuando nos reunamos para celebrar la Acción de Gracias, vayamos con la alegría de saber que Dios ha hecho su obra en nosotros y nos ha conservado en su amor participándonos de su Vida y de su Reino. Efectivamente, por medio del Bautismo, Él nos ha liberado del poder de las tinieblas, haciendo que, junto con su Hijo, nos levantemos de aquello que nos retenía en la muerte y lejos de su presencia; y para que, hechos hijos en el Hijo, ahora vivamos para Aquel que por nosotros murió y resucitó. Así formamos el Reino del Hijo amado de Dios. Unidos al Señor, el Padre Dios nos contempla con el mismo amor con que contempla a su Hijo, y nos hace coherederos con Él de la misma herencia que le corresponde como a Hijo suyo.

Sal. 97. En Cristo Jesús, Dios se ha levantado victorioso sobre el pecado y la muerte. Todas las naciones son testigos del amor que Dios le ha tenido a su Pueblo Santo. A pesar de nuestras infidelidades, Él permanece fiel, y su lealtad jamás da marcha atrás. Quienes se adhieran al Señor, aún sin pertenecer al antiguo Pueblo de Dios, podrán no sólo aclamarlo, sino participar de su victoria y, formando un único pueblo basado en la fe en Jesucristo, podrán tenerlo como su Señor y Rey. Entonces, todas las naciones podrán aclamar jubilosas al Señor eternamente. Efectivamente Jesucristo ha derrumbado el muro que nos separaba: el odio; y nos ha unido en el amor que procede de Dios, de tal forma que ahora todos vivamos y caminemos en el amor fraterno teniendo un sólo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre. Que esta dignación con que Dios nos ha distinguido nos ayude a no seguirnos dividiendo, sino a vivir la unidad en el amor fraterno querida por Jesucristo, y que servirá como testimonio para que el mundo crea.

Lc. 5, 1-11. La Iglesia, simbolizada en la barca de Pedro, teniendo consigo a Cristo, proclama la Buena Nueva a todos los hombres, invitándolos a unirse a ella para que la salvación se haga realidad para todos. No podemos anunciar el Nombre de Dios sin preocuparnos de atraer a todos hacia Cristo. Cuando el Señor pide a Pedro arrojar las redes al mar, lo está invitando a cumplir fielmente con la misión de hacer que la salvación, por medio del anuncio del Evangelio, que conduce a la fe en Cristo, llegue a todos los hombres sin distinción. Esa labor no podrá hacerse al margen de Cristo. Antes que nada, la Iglesia debe saber escuchar al Señor y serle fiel. No son nuestros métodos, ni nuestras imaginaciones o investigaciones técnicas lo que le da su eficacia a la Palabra de Dios. Es el Señor quien nos salva y nos conduce para que, abandonando nuestro antiguo modo de vivir, nos convirtamos en testigos suyos por caminar tras sus huellas. Entonces el anuncio eficaz del Evangelio no será fruto de la ciencia humana, sino de nuestra experiencia personal del Señor y del Espíritu que nos conduce a la Verdad plena.

Venimos ante el Señor trayendo todas nuestras fatigas apostólica y humanas. Él nos precede con su cruz, con su entrega. Él nos hace saber que, a pesar de que, por serle fieles dando testimonio de Él en los diversos ambientes en que se desarrolle nuestra vida, encontremos dificultades, persecuciones, e incluso la muerte, jamás debemos dar marcha atrás en la escucha fiel de su Palabra y en la puesta en práctica de la misma. Efectivamente, nuestra fe en Cristo no puede quedarse arrinconada en actos litúrgicos. Cuando acudimos a la Celebración de la Eucaristía nos presentamos ante el Señor trayendo como ofrenda nuestra propia vida con todas nuestras ilusiones; aun cuando traemos también nuestras angustias y todo aquello que, por algún motivo, nos ha querido impulsar a dar marcha atrás en el camino recto, o en nuestra entrega a favor del bien hecho a quienes nos rodean. El Señor nos contempla con gran amor y nos invita a seguir sus huellas, sin claudicar de aquello que dará un nuevo rumbo a nuestra historia. No importa que la noche totalmente oscura se haya cernido sobre nosotros; el Señor nos invita a que le demos espacio en la barca de nuestra propia vida para que conozcamos la Buena Nueva de su amor y recuperemos la paz y el ánimo de seguirnos esforzando por darle sentido a nuestra vida.

Por eso el Señor nos dice: Conduce la barca mar adentro. Yo voy contigo; aprende a escuchar mi Palabra y a ponerla en práctica. La salvación no puede estar al margen de tu esfuerzo continuo por vivir conforme al Camino que yo te he indicado. Si queremos convertirnos en pescadores de hombres; si queremos ser colaboradores para que todos encuentren el camino del amor fraterno, para que, unidos a Cristo, le demos un nuevo rumbo a nuestra existencia comprometiéndonos constante por erradicar de nosotros la pobreza, los encarcelados injustamente por oponerse a las propias ideas, las injusticias sociales, el pecado y el enviciarse en él, antes que nada nosotros mismos hemos de tomar las actitudes de Cristo que el mundo requiere para encontrar en nosotros un poco más de luz, de amor y de esperanza en su vida. No podemos sólo predicarles la Buena Nueva; es necesario ponernos a trabajar echando las redes y afanándonos para que ese Reino de Dios, ese mundo nuevo se abra paso entre nosotros. A pesar de que nuestros intentos anteriores por colaborar en el bien hayan sido fallidos, ahora, con Cristo presente en nosotros, fieles a su Palabra, vayamos mar adentro, no huyamos del mundo y sus problemas, acerquémonos a todos para proclamarles el Nombre del Señor, tanto con nuestras palabras, como, sobre, todo, con nuestro propio testimonio. Así, siendo instrumentos eficaces en las manos de Dios, nosotros seremos realmente colaboradores para que Él continúe realizando su obra salvadora entre nosotros.

Que Dios nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de esforzarnos continuamente, guiados por el Espíritu Santo, para que el Reino de Dios esté en nosotros y nos ayude a vivir como hijos de un mismo Dios y Padre; y para que, sin quedarnos en una salvación adquirida de un modo personalista, nos preocupan de que esa salvación llegue a todos hasta que todos seamos uno en Cristo, en una sola Barca en la que, encontrándose el Señor con nosotros al final todos convertirnos en una continua alabanza del Padre Dios, por quien fuimos llamados a la Vida y hacia el que se encaminan nuestros pasos para gozarle y alabarle eternamente. Amén.



Santo Rosarios - Por las hnas Siervas de los corazones traspasados de Jesús y María
Misterios Luminosos - Jueves


Homilías de viva voz por el Padre Nelson Medina, O.P.

Jesús está vivo dentro de ti, te ama, te guía y te hace líder; para que conduzcas y lleves plenitud de vida también a tus hermanos.i224005a.mp3
2.

Cristo no viene como parche de la vida sino como Señor de la existencia.i224004a.mp3
3.
¿Qué es el poder de la gloria de Dios?i224001a.mp3 i224002a.mp3

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